He leído tu relato y me ha tocado más de lo que imaginaba. Qué poderosa metáfora la de esa marioneta que empieza a sospechar que puede ser algo más que lo que siempre le dijeron que era.
Hay algo profundamente humano en ese despertar lento, torpe, casi clandestino. Porque todos, en algún momento, sentimos el peso de esos hilos invisibles: expectativas, roles, lealtades mal entendidas. A veces incluso los confundimos con identidad. Y qué vértigo da pensar que se pueden romper. Que elegir nuestros propios movimientos implique también perder el aplauso o caminar sin red.
Gracias por este texto, tan bello como valiente. Me ha hecho pensar que quizá la libertad no empieza con un gesto heroico, sino con una pregunta sincera: ¿y si pudiera mover mi mano por mí mismo?
GRACIAS. Por comentarios así, por momentos en los que os hago sentir así, merece la pena los momentos de bajón.
Ser libre y cortar todas las ataduras que pensábamos útiles, hasta el momento, es lo mas duro que estoy haciendo sin duda. Hilo tras hilo, paso a paso y viendo que es aquello que realmente decido hacer porque creo en ello.
“A veces incluso los confundimos con identidad. Y qué vértigo da pensar que se pueden romper.”
Me gusta lo que has dicho, Pedro.
Estoy releyendo la publicación de Charlie de nuevo después de algunos meses y estoy recordando cosas que se relacionan con tu comentario.
Cómo cuando yo tenía unos 10 años y mi madre unos 34, ella decidió decirle a su madre un día que necesitaba un cambio en su relación. Mi abuela era viuda joven y se esperaba inadvertidamente que mi madre ocupara algunos de los roles del marido para proteger y apoyar a su madre, y después de 20 años se dio cuenta de que ya no podía hacerlo.
Causó dolor. Mi abuela estuvo muy herida durante muchos años. Mi madre la vivió, pero necesitaba ser ella misma. En su lecho de muerte, mi abuela admitió que había aprendido la lección tarde, pero que entendía lo que mi madre estaba tratando de hacer.
Irónicamente, mi madre hizo algo similar a mí... es una cosa parental común, querer que tus hijos se conviertan en quienes imaginas que sean. Amaba mucho a mi madre, pero no fue hasta que murió que me di cuenta de lo mucho que estaba viviendo mi vida por ella, no por mí. Eso fue a los 40. Ahora tengo 51 años.
Así que mi camino se siente más claro ahora que estoy haciendo las cosas para mí... aunque tengo esa culpa, al querer tener a mi madre de vuelta, y sentirme triste porque ella tuvo que morir primero antes de darme cuenta de quién era. Nunca tuve la conversación con mi madre que ella tuvo con la suya. Me pregunto si mi madre habría reaccionado de la misma manera o no.
Todo esto para decir, es un tema. Y cada uno de nosotros tiene su propia versión para viajar. Estoy haciendo mi camino y me siento bien al respecto en general. Ha significado despedirse de la gente. Pero está llegando gente nueva...
Por eso me alegro de que Charlie haya compartido su historia/parábola.
Rosemary, GRACIAS por compartir una historia tan personal.
No sabes cuanto te entiendo. Mis padres siguen vivos y, a día de hoy, no se si seré capaz de tratar este tema con ellos. Lo que si he podido hacer en los últimos meses es dejar de culparles por cosas que pensaba que "me habían hecho". Ahora sé que lo hicieron lo mejor que pudieron con la información que tenían. Que fue su manera de hacer las cosas.
Eso no quita que ahora sea trabajo mío poder darme cuenta que hilos no han sido elegidos por mi y cortarlos. Ser libre poco a poco de ese titiritero que se hizo con mi control.
He leído tu relato y me ha tocado más de lo que imaginaba. Qué poderosa metáfora la de esa marioneta que empieza a sospechar que puede ser algo más que lo que siempre le dijeron que era.
Hay algo profundamente humano en ese despertar lento, torpe, casi clandestino. Porque todos, en algún momento, sentimos el peso de esos hilos invisibles: expectativas, roles, lealtades mal entendidas. A veces incluso los confundimos con identidad. Y qué vértigo da pensar que se pueden romper. Que elegir nuestros propios movimientos implique también perder el aplauso o caminar sin red.
Gracias por este texto, tan bello como valiente. Me ha hecho pensar que quizá la libertad no empieza con un gesto heroico, sino con una pregunta sincera: ¿y si pudiera mover mi mano por mí mismo?
GRACIAS. Por comentarios así, por momentos en los que os hago sentir así, merece la pena los momentos de bajón.
Ser libre y cortar todas las ataduras que pensábamos útiles, hasta el momento, es lo mas duro que estoy haciendo sin duda. Hilo tras hilo, paso a paso y viendo que es aquello que realmente decido hacer porque creo en ello.
Un abrazo enorme
“A veces incluso los confundimos con identidad. Y qué vértigo da pensar que se pueden romper.”
Me gusta lo que has dicho, Pedro.
Estoy releyendo la publicación de Charlie de nuevo después de algunos meses y estoy recordando cosas que se relacionan con tu comentario.
Cómo cuando yo tenía unos 10 años y mi madre unos 34, ella decidió decirle a su madre un día que necesitaba un cambio en su relación. Mi abuela era viuda joven y se esperaba inadvertidamente que mi madre ocupara algunos de los roles del marido para proteger y apoyar a su madre, y después de 20 años se dio cuenta de que ya no podía hacerlo.
Causó dolor. Mi abuela estuvo muy herida durante muchos años. Mi madre la vivió, pero necesitaba ser ella misma. En su lecho de muerte, mi abuela admitió que había aprendido la lección tarde, pero que entendía lo que mi madre estaba tratando de hacer.
Irónicamente, mi madre hizo algo similar a mí... es una cosa parental común, querer que tus hijos se conviertan en quienes imaginas que sean. Amaba mucho a mi madre, pero no fue hasta que murió que me di cuenta de lo mucho que estaba viviendo mi vida por ella, no por mí. Eso fue a los 40. Ahora tengo 51 años.
Así que mi camino se siente más claro ahora que estoy haciendo las cosas para mí... aunque tengo esa culpa, al querer tener a mi madre de vuelta, y sentirme triste porque ella tuvo que morir primero antes de darme cuenta de quién era. Nunca tuve la conversación con mi madre que ella tuvo con la suya. Me pregunto si mi madre habría reaccionado de la misma manera o no.
Todo esto para decir, es un tema. Y cada uno de nosotros tiene su propia versión para viajar. Estoy haciendo mi camino y me siento bien al respecto en general. Ha significado despedirse de la gente. Pero está llegando gente nueva...
Por eso me alegro de que Charlie haya compartido su historia/parábola.
Rosemary, GRACIAS por compartir una historia tan personal.
No sabes cuanto te entiendo. Mis padres siguen vivos y, a día de hoy, no se si seré capaz de tratar este tema con ellos. Lo que si he podido hacer en los últimos meses es dejar de culparles por cosas que pensaba que "me habían hecho". Ahora sé que lo hicieron lo mejor que pudieron con la información que tenían. Que fue su manera de hacer las cosas.
Eso no quita que ahora sea trabajo mío poder darme cuenta que hilos no han sido elegidos por mi y cortarlos. Ser libre poco a poco de ese titiritero que se hizo con mi control.
Un abrazo enorme^^
Romper con los mandatos y superar los miedos al cambio, vaya desafío!
Uno de los grandes, si! Es que nunca he sabido apuntar más bajo en los desafíos 😅