Introducción:
Hoy vengo con el resultado de la propuesta creativa de hacer "Relatos a las tres cartas" que comenzó
en colaboración y co-creación con el Dek de Devian Moon, de Patric Valenza.Os animo a uniros a esta dinámica creativa usando las cartas del tarot. Sólo tenéis que poneros en contacto con ella para que os haga vuestra tirada y, a partir de ahí, dejar volar vuestra creatividad e imaginación. Todos serán recopilados en un fanzine precioso^^.
Os dejo por aquí los relatos de
Y de
:Y ahora… voy con el mío. 😊
Relato: “El caballero de la Luna”
El guerrero llegó a la fortaleza tras la dura batalla. Pese a la victoria, el precio había sido demasiado alto. Hermanos y hermanas de armas habían caído ese día, y un nudo en el estómago le apretaba con fuerza, como si quisiera ahogarlo desde dentro.
Muchas de esas vidas podrían haberse salvado si los generales hubieran tomado otras decisiones. Pero él había desobedecido órdenes directas para salvar a sus compañeros más cercanos. Sabía lo que eso significaba. Sabía lo que le esperaba.
Cruzó los pasillos oscuros de la fortaleza hasta llegar a la sala del trono. Allí, su general lo esperaba, sentado con la espalda rígida y el rostro arrugado. No estaba claro si la expresión de su superior era de asco por la insubordinación o por la comida que había ingerido en honor a los caídos. Pero el odio en sus ojos era inconfundible.
—¿Sabes lo que has hecho? —preguntó el general, escupiendo cada palabra como si le quemara en la lengua.
—Salvar la vida de todos los compañeros que he podido —respondió el guerrero, con la voz firme.
—La orden era clara. Teníais que tomar el torreón a toda costa. Desobedeciste.
—No podía dejarlos morir. Son mis hermanos.
—¡No tienes justificación! —gritó el general, golpeando el brazo del trono con el puño—. Tu decisión no ha salvado a nadie. Han muerto igual, y hemos perdido la ventaja táctica.
—A la mierda tu ventaja y tu poca humanidad —espetó el guerrero, con los ojos encendidos de rabia.
El general rió, una carcajada amarga que resonó en la sala como un eco de condena.
—¿Humanidad, dices? —Su tono era burlón, pero en su mirada había algo más: una sentencia ya dictada—. Tendrás que pagar por tus actos. ¡Guardias!
Tres caballeros enormes, con armaduras completas, avanzaron hacia él. Sus espadas desenvainadas brillaban bajo la luz de las antorchas.
—No quiero pelear con vosotros —dijo el guerrero, desenvainando su propia espada. Pero en lugar de alzarla, la dejó caer a los pies del general.
—Tampoco te daremos la oportunidad. —El general recogió la espada del guerrero con una sonrisa cruel.
Antes de que pudiera girarse, sintió el frío acero atravesar su espalda. Tres espadas lo perforaron al unísono, desgarrando carne y hueso. El dolor era insoportable, pero lo que más dolía era la traición. Había servido junto a esos hombres durante años, luchado por el mismo rey, por la misma causa. Y ahora, lo apuñalaban sin honor, como si fuera un enemigo más.
Su vista se nubló. La sangre brotaba de su pecho y de su boca. Bajó la mirada y vio las puntas de las espadas asomando por su abdomen.
Así que… todo acaba aquí.
—Adiós —dijo el general, y con la espada del guerrero, le dio el golpe de gracia. La hoja atravesó su corazón. El guerrero cayó de lado, manando sangre, agujereado por aquellos a quienes había llamado camaradas.
—Llevaos el cuerpo. Deshaceros de él —ordenó el general, con un gesto de desprecio.
—Sí, señor —respondió uno de los lugartenientes.
Los tres caballeros arrastraron el cuerpo hasta un carro donde yacían los cadáveres de los caídos en combate. Recuperaron sus espadas del cuerpo del guerrero con poca delicadeza, pero dejaron la última, la que había pertenecido a él. Para ellos, no tenía valor alguno.
Mientras los demás caídos eran enterrados con honores, el guerrero fue arrojado a una fosa común junto a los enemigos. Una tradición reservada para los traidores.
Despierta.
Tienes que salir de ahí.
Ahora.
Una voz resonó en su mente, clara y firme. Abrió los ojos de golpe. La luz del sol le quemaba las retinas, y lágrimas rodaron por su rostro. ¿Cómo era posible que estuviera vivo?
Te han dado por muerto. Es tu momento. Sal de ahí.
Se movió como pudo entre los cadáveres que lo rodeaban. El hedor era insoportable, pero la voz en su cabeza lo empujaba a seguir. Al llegar a las paredes de la fosa, notó algo extraño: su espada seguía atravesándole el cuerpo. Con un grito de dolor, la arrancó de su abdomen. Pero en lugar de sangre, de la herida brotó luz. Una luz blanca y pura que iluminó la fosa.
—¿Qué… qué es esto? —murmuró, atónito.
Caballero de la Luna, se te ha dado otra oportunidad.
—¿Por qué yo?
Porque no eres un traidor. A ti te han traicionado. Tu buena voluntad fue castigada, pero ahora debes aprender de esta traición. Viaja lejos, hasta que todos olviden tu nombre. Renace. Sé alguien nuevo.
El guerrero, ahora el Caballero de la Luna, se levantó con renovada fuerza. Su cuerpo ya no sentía dolor, y la luz que emanaba de su interior parecía envolverlo como una armadura invisible. Viajó en globo a tierras lejanas, lugares que solo conocía por leyendas y cuentos. Allí, comenzó una nueva vida.
Desde ese momento, su misión fue contar lo que había vivido y aprendido, lo que veía y experimentaba. El Caballero de la Luna se convirtió en un cronista, un viajero que llenaba las copas de los demás con la luz de sus palabras.
Una vida nueva, dedicada a iluminar el camino de otros.
Charlie Marrez
Ohhh, Charlie, me hiciste llorar y reír a la vez! Lo vamos petar entre todos! Eso no lo dudéis!
Me acabo de sentir orgullosa de traer está hermosa semilla de cocreacion conjunta.
Una que salta, otra que baila y el otro pone la luz! Somos lo más!❤️❤️❤️ Queremos un mundo mejor. Lo veo claro!
Así que si todos saltamos, bailamos y emanamos luz... Lo vamos a petar!
Gracias, Charlie!